Supongo que se trata de un post donde es muy fácil
perderse en opiniones subjetivas, por lo que trataré de limitarme a hablar de
las diferencias (que son muchas) y en todo caso expresar mi opinión muy
personal al respecto.
Conocí Xcaret en 1993, cuando la puerta de entrada era
una reproducción del arco maya de la zona arqueológica de Labná, en Yucatán. Y
sí, desde ese entonces manejaba el concepto de parque eco-arqueológico. Pero un
parque eco-arqueológico con el encanto de lo rural, de la naturaleza en estado
salvaje y de la masificación controlada. No existía el actual sistema de
pulseras de acceso, ni el mega restaurante de comidas buffet y, dicho sea de
paso, tampoco el espectáculo folklórico que ha hecho famoso al parque.
En contraparte, existía un solo río subterráneo. Fue
varios años después cuando abrieron al público el acceso a los otros dos,
aunque mucho se rumora que los “otros” ríos fueron construidos, abriendo
brechas artificiales y desviando el cauce de los mantos acuíferos originales.
Hay mucho silencio al respecto, pero creo que no hace falta demasiada agudeza
visual para identificar los tramos naturales y los tramos añadidos con el único
propósito de distribuir mejor el cada vez mayor flujo de visitantes.
El río subterráneo original se sentía auténtico. Los
nuevos no. El corte de la roca era en exceso notorio, descarado diría yo,
aunque hay que reconocer que la misma naturaleza se ha encargado de embellecer
estas paredes artificiales gracias a la hierba que de manera espontánea germina
y se reproduce sobre la roca, devolviendo a estos ríos que nunca existieron un
aspecto verdaderamente natural.
Además, el río original concluía en un hermoso cenote
cerrado, cuyo techo se dice que fue literalmente volado para que los visitantes
más claustrofóbicos no se sintieran incómodos.
La pequeña caleta que hoy está junto al restaurante lucía
más rústica, sus aguas eran más cristalinas, menos verdosas y más turquesas. En
resumen, eran cuatro los grandes atractivos del viejo Xcaret (o Polé, si nos
atenemos a su nombre maya original): el río subterráneo con su cenote cerrado,
su pequeña y cristalina laguna azul, su caleta rústica y la zona arqueológica
maya que se encuentra dentro del parque.
En contraste, debo reconocer que el buffet del
restaurante es bastante rico, su mariposario es interesante y su espectáculo
folklórico es variado y muy disfrutable. El llamado cementerio mexicano no
reproduce para nada lo que es un cementerio mexicano, pero al menos es una obra
de arte conceptual que recupera, eso sí, el colorido de México. Es muy bello,
sí, pero para mí es más un cementerio idealizado que bien podría haber
aparecido en la película de “Coco”.
Las veredas también han cambiado. Antes eran eso, veredas
angostas de terracería aplanada. Hoy son más anchas, empedradas o pavimentadas,
que permiten una circulación más fluida para los miles de visitantes (literal)
que acuden diariamente al parque eco-arqueológico, especialmente en las
llamadas temporadas altas.
Los precios también se han inflado considerablemente. Con
todo, sigue siendo disfrutable. El entorno es bellísimo y basta un poco de
sentido común para diferenciar la naturaleza original de las bellezas
agregadas. Porque ni es cierto que todo es natural como tampoco es cierto que
todo es artificial.
Dejaré a continuación una serie de fotos, viejas y
nuevas, donde puede apreciarse a grandes rasgos la transformación de Xcaret, el más famoso parque de Quintana Roo y de la Riviera Maya.
Aún y cuando las fotos viejas no son de la mejor calidad (no pensaba entonces
escribir un blog), nos dan una idea de lo que Xcaret fue, es y será en el
futuro.
Las dos primeras fotos son de la caleta: la primera es de 1993, más rústica y con el agua más transparente; la segunda es del año 2012, con algo más de cemento y agua un poco más verdosa. Las imágenes que les siguen, alternan aspectos de los 90s y de los años más recientes.
Las dos primeras fotos son de la caleta: la primera es de 1993, más rústica y con el agua más transparente; la segunda es del año 2012, con algo más de cemento y agua un poco más verdosa. Las imágenes que les siguen, alternan aspectos de los 90s y de los años más recientes.
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