Una esporádica visita a Cuernavaca es algo común para
quienes vivimos en la Ciudad de México desde que tengo uso de razón.
La bien llamada ciudad de la eterna primavera atrajo a
miles de familias capitalinas, que hicieron de Cuernavaca su lugar de
residencia, convirtiendo a este tranquilo poblado del estado de Morelos en una
saturada ciudad que comienza a sufrir los estragos de la sobrepoblación.
Aun así, en medio del tráfico y los congestionamientos
viales, Cuernavaca conserva parte de su magia, especialmente en el área de la
Catedral, en su icónico Palacio de Cortés y en el siempre bello (y caro) hotel
Las Mañanitas, donde lo más recomendable es visitarlo únicamente para tomar una
copa y disfrutarla tranquilamente mientras se admiran sus jardines, sus
flamingos y sus pavorreales, cuyo canto fácilmente puede confundirse con el
maullido de un gato.
Personalmente, recomendaría el hotel Orense Express:
hotel limpio, sencillo, con precios accesibles, una alberca medianamente
grande, una vista de la selva más que decente y un bar con espectáculo bohemio
por las noches.
Los dejo, sin más, con algunas fotos de este eterno
destino de México y del estado de Morelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario