Si existe un destino sin playa que sea uno de los
favoritos del estado de Guerrero, ese es Taxco. Hermoso poblado, famoso por sus
minas de plata y por ende su joyería, Taxco es un compendio de la gastronomía
guerrerense y un lugar indispensable para adquirir a buenos precios
(buscándole, claro está) bellos trabajos de platería, tanto para el hogar como
para uso personal. Si bien la principal joya de este Pueblo Mágico es su
Iglesia de Santa Prisca.
El asunto es que, para disfrutar al máximo un paseo a pie
por sus calles, es necesario tener buena condición física, ya que la gran
mayoría son subidas empinadas que no suelen ser del agrado de cualquier
persona.
Tres veces he ido a Taxco. Las tres han sido muy
tranquilas. Y las tres, las he complementado con una visita a las cercanas (y
muy famosas) Grutas de Cacahuamilpa, fáciles de recorrer por los accesos de
madera y concreto que se le han ido acondicionando. Aún y cuando esto modifica
visualmente el entorno, lo cierto es que permite concentrarse en lo verdaderamente
importante: el disfrute de sus formaciones geológicas a las que los guías
locales añaden una gran cantidad de historias.
Ambos lugares pueden recorrerse sin prisa en un solo día,
por lo que no es forzoso quedarse a dormir en el poblado… aunque bien vale la
pena hacerlo si se tiene la oportunidad.
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