jueves, 12 de julio de 2018

LA FELICIDAD TIENE NOMBRE DE MECO: HUASTECA SECRETA 2018





No intentaré describir la belleza de un lugar, cuando puedo compartir imágenes que lo dicen todo. 

La cascada Salto del Meco y su fascinante río color turquesa son dos bellezas naturales indivisibles que se complementan una a la otra para brindar a la vista un espectáculo maravilloso. 



Admirarlas y bañarse en sus aguas es posible de dos diferentes maneras. Como visitante, en la zona pública contigua al río donde también es posible disfrutar de platillos y antojitos regionales o contratar un relajante paseo en bote, así como en el mirador municipal contiguo a la cascada. La segunda, como huésped del hotel Huasteca Secreta Salto del Meco, que ofrece asimismo actividades recreativas y servicio de restaurante. 


Ambas experiencias son recomendables y muy divertidas. Y aunque hospedarse en Huasteca Secreta no es precisamente barato, la verdad es que vale la pena ahorrar un poco y quedarse a dormir en uno de sus bungalows semi abiertos y escuchar por las noches el lejano rumor de la cascada. También existe la opción de las llamadas Velarias, algo así como casas de campaña gigantes con todas las comodidades para dormir plácidamente. Eso sí, ninguna de las opciones de hospedaje ofrece WiFi ni televisión, ya que el concepto implica desconectarse del mundo y conectarse con la naturaleza.

Actividades como descender en llantas pequeños rápidos o nadar por la noche bajo tablas con reflectores son algunas de las opciones que se pueden contratar en la recepción del hotel. Y llegar al restaurante es también un pequeño reto, ya que implica subir escalones y escalones mientras se contemplan paisajes incomparables de la rivera y la cascada.



Llegar no es complicado, pero sí puede ser muy cansado. Saliendo de San Luis Potosí, es posible llegar tanto en automóvil como en autobús teniendo como destino el pequeño poblado de El Naranjo. A partir de ahí, son 15 minutos de trayecto para llegar a la cascada Salto del Meco.

Mi esposa y yo nos la aventamos en un autobús de Transpaís, que se fue puebleando durante 4 horas y media, atravesando prácticamente el desierto hasta llegar a Ciudad del Maíz y continuar por una carretera escénica cada vez más verde que en su tramo final se torna tan majestuosa como tortuosa por la interminable cantidad de curvas que se suceden una tras otra, llegando a marear a los más sensibles, sobre todo en las subidas donde la selva pasa ante la vista de izquierda a derecha y viceversa una y otra y otra vez.

Una vez en El Naranjo, se puede tomar un taxi no muy barato que por 100 pesos lo lleva a uno hasta el Salto del Meco.

Nos hospedamos en el segundo piso de un bungalow llamado Corazón de Río Alto, a escasos pasos de la recepción y del río y del columpio en el que uno puede mecerse sobre la rivera. Más adelante, río arriba, están los escalones que conducen al mirador y al restaurante, así como a un “trampolín” donde los más intrépidos pueden aventarse un clavado.

La alberca es también color turquesa y da el efecto de fusionarse con el río, tiene su pool bar y es posible pedir algunos cocteles. 


Mientras que las habitaciones semidescubiertas ofrecen, además, una experiencia única: la de bañarse al aire libre, ocultos únicamente por un pequeño cañaveral.

La Huasteca Potosina es rica en cañaverales y algunos de ellos pueden apreciarse en la propiedad, además de árboles de mango que desbordan de frutos, muchos de ellos caídos, siendo posible cortarlos directamente de las ramas y comerlos si así lo desea uno.

No creo necesario comentar nada más, teniendo a la mano imágenes tan bellas como las que aquí les comparto el día de hoy. HAZ CLIC https://www.youtube.com/watch?v=tpByCHd29T4  



















No hay comentarios:

Publicar un comentario