Regresé a Zacatecas en las vacaciones de Semana Santa,
cuando aún me animaba a salir de la ciudad en tales días, con la intención de
visitar a los amigos que había conocido en mi viaje anterior… solo para
enterarme que ellos también habían decidido irse de vacaciones (a la Ciudad de
México, por si fuera poco).
Con la intención frustrada de pasar algunos días en
compañía de nuevas amistades, opté por pedirle un mapa de la ciudad a la chica
de una agencia de viajes, quien además de eso consiguió venderme algunos tours
cortos al cercano poblado de Jerez, cuna del poeta López Velarde, así como a la
zona arqueológica de La Quemada.
Dos lugares que no esperaba visitar y que resultaron una
grata sorpresa. Jerez, por una parte, andaba de fiesta: había bandas de música,
vendimia de antojitos, caballos, mariachis, lo cual dio más sabor al recorrido
turístico de uno de los poblados más pintorescos del centro de la República,
donde vale la pena visitar (y fotografiar) su Edificio de la Torre construido y
adornado con cantera rosa, además del Teatro Hinojosa y el Santuario de la
Soledad.
La Quemada, por su parte, es la zona arqueológica del
norte que conserva aún rasgos arquitectónicos mesoamericanos fácilmente
reconocibles, incluyendo su juego de pelota y que debe su nombre a que la
antigua ciudad fue, efectivamente, incendiada y abandonada.
La chica de la agencia, que aún hoy es mi amiga, me
acompañó además a conocer el cercano, o más bien dicho conurbado, poblado de
Guadalupe.
Pero lo más pintoresco de todo fue toparme de frente con
una representación de la crucifixión de Cristo y, con menos de una hora de
diferencia, con una Procesión del Silencio, muy similar a la que ha hecho
famosa el vecino estado de San Luis Potosí.
Y un día después, lo que en un momento dado pensé que
sería mi primer asalto. Dos chavos no muy bien vestidos me abordaron en uno de
los callejones… pero solo para platicar, tomarse fotos conmigo, invitarme una
cerveza y un taco de nopales con chile… ¡claro! ¡eran los 90s! ¡era otro
México!
Meses después, regresé a Zacatecas a visitar a mi nueva
amiga, viaje que coincidió con la feria anual de Zacatecas y un palenque al que
fuimos para ver a Thalía… pero ese ya será un próximo posteo.